lunes, 24 de octubre de 2016

OBREPCIONES y ENCANTAMIENTOS PARA HACER UNA PSICOLOGÍA DEL PRIMER MUNDO.

OBREPCIONES y ENCANTAMIENTOS PARA HACER
UNA PSICOLOGÍA DEL PRIMER MUNDO.
 Manuel Calviño
 Como siguiendo una tradición de mimetismo cultural - ni ingenuo en los modelos ofertados, ni ingenuo en la elección de los mismos – muchas de las Universidades latinoamericanas, y sus centros de enseñanza y formación en Psicología, son compulsadas a andar corriendo tras un sueño (ciertamente, una escena primaria repetida compulsivamente; un sueño quimérico y despersonalizante): ser una Universidad rankeada alto. 
El “ranking” es como La Gran Escena, a la que solo tienen derecho los elegidos (los cultivadores del “bel canto”), lo que se suman al canon, o el canon los resta y los ningunea.
La búsqueda de un posicionamiento en el “ranking” se comprende como imprescindible (¿necesaria?) por muchas razones: status-mercado-omnipotencia. No son las únicas, pero están entre las más frecuentes. Lo cierto es que los ranking están de moda, y una moda que no solo intenta seducir las vanidades, sino que se impone coercitivamente, por la vía de la generación de incentivos o sanciones (para los que sí, los primeros, para los que no, los segundos), de subvenciones, o de escaladas por categorías.
Pero ¿cuál es el costo, también el precio, de tal “patente de corso”?
Entender esto pasa ineluctablemente por entender las pretensiones hegemónicas, también compulsivas, de los centros de poder de la Psicología: América es una sola! Pero no del Río Grande a la Patagonia, como soñara Martí, sino de Alaska (y un poco más arriba) hasta el Polo Sur (y un poco más abajo). América: una sola y para los norteamericanos.
Pero el asunto no es solo de geopolítica (de autonomía, de independencia). El asunto es sobre todo de identidad, de sentido de adecuación, de cultura.
Los “instrumentos académicos” del hegemonismo se traducen en formas alusivas al “nivel de desarrollo científico”, “impacto”, etc. Publicar en Revistas de impacto se torna casi en una perversión. Pero de qué impacto se habla?  Para que determinada revista tenga un factor de impacto, misma debe ser rastreada por Thomson Scientific (ISI) durante tres años. Es una perversión auténtica: La delirante ISIs es la dueña, casi absoluta, de la definición de qué tiene o no impacto. Así, si alguien quiere saber si lo que hace tiene o no impacto, tiene que ir al Journal Citation Reports, (http://www.accesowok.fecyt.es/jcr), abrir sus contenidos elaborados por el Institute for Scientific Information (ISI), y como postulante en periodo de selección, esperar que la voz omnipotente del “delirio” paranoide” sancione favorablemente.
Sea por ingenuidad, por ansias de “desarrollo”, hoy en nuestros centros de formación en psicología se cultiva el “parécete a los grandes, y serás como ellos” (o más bien, “de ellos”).
¿Es este el camino a seguir por centros que se declaran empeñados en una Psicología latinoamericana? ¿Es este el camino a seguir por quienes se dicen comprometidos con las realidades de sus pueblos? ¿Cuáles son las alternativas?
El presente trabajo aborda esta problemática, con el ánimo de hacer una toma de conciencia autocrítica, y avanzar en el desarrollo de una Psicología Latinoamericana.

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