lunes, 24 de octubre de 2016

Creadores con García Márquez



Creadores con García Márquez

Sinchi Saxa






¿Por qué no ha ido Cien años de soledad al cine? El mismo García Márquez lo dijo más de una vez que quería que el lector se recreara y creara con él sin atenerse a la guía de las imágenes y del guión ordenado del cine. Sus novelas más ordenadas como El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada, De amor y de otros demonios parecen prestarse más al esquemático trato del argumento y propósito cinematográficos. García Márquez siempre se opuso a autorizar que su obra cumbre se pusiera en la pantalla. Una vez hasta bromeó que no quería ver a Robert Redford personificando a uno de los Buendía, no porque no le gustara el actor, sino porque el rubio galán no es del tipo latino, ni habla de la realidad que él quiere imaginar. Autores como este genio que acaba de partir nos honran y privilegian a los lectores con la posibilidad de crear con ellos, de reimaginar sus historias y de apropiarnos personalmente de ellas.
En mis incursiones universitarias en el norte me he topado con alumnos muy acostumbrados a lo esquemático, a lo lineal. Hollywood y muchos literatos y guiones han acostumbrado al lector o al cinéfilo a ser conducido por la lente o por la pluma de un mago que le encaja historias;  la industria de la imaginación nos hace esperar un principio y un final sin mucho pensamiento ni disquisición. Han asesinado, por así decirlo, la creatividad de los lectores y de los que abarrotan las salas de cine. Han ignorado que una manera más militante de entregar historias y de consumirlas es la de apropiarse de un argumento, degustarlo, digerirlo y producir otro plato. Este intento parece harto arduo. Los que se han dedicado al entretenimiento han logrado que el espectador o el lector se distraiga sin cansar más la mente ni otra facultad.
Quizás por esto mismo Gabo se resistiera a ver su libro en película; además de su complicada trama, un severo desafío para un posible guionista. Él ha sido capaz de escribir el caos en una suerte de caos argumental. En su libro cumbre tiene muchas historias que la esquemáticamente lineal, que el cine no sería capaz de captar ni de simplificar. Entre tanto, el lector sigue a cargo de las movidas de Macondo y de los dislates de la generación Buen Día.
Úrsula seguirá ocultando sus secretos mientras vigila con sigilo el exterminio de su estirpe. Remedios la Bella seguirá enfureciendo a su cuñada Fernanda del Carpio, la que habría sido educada para princesa, ahora casada con uno de los tantos Buendía. Los Buendía, sin importar quién, seguirán envileciéndonos con sus catastróficas empresas y dislates de pantalones. Entre tanto, Macondo seguirá reproduciéndose en la punta de nuestra imaginación. A la vez, los hablantes, aquellos de los que el autor tomó las historias seguirán empolvándose los pies y las dignidades en remotos rincones, donde las carabelas ya han entrado demasiado tierra adentro, mientras la mar y las ilusiones siguen siendo extirpadas y puestas en alcancías privadas o en museos, allende los mares. Los Buendía tienen de eso sólo su apellido.
A Gabo le debemos la porfía de confiar en su lector y de hacerlo copartícipe de su creación. Él no nos ha presentado una obra digerida. Nos obliga a pensar, y este alto privilegio tiene menos alienación que la de consumir la historia en una suerte de linealidad dosificada y acabada. Gabo “nos hace pelear a trompadas con sus palabras y sus argumentos” –las palabras son suyas, no me las quise inventar.
Contactos:  sinchisi@yahoo.com   http://cienciacuentica.blogspot.com/


No hay comentarios:

Publicar un comentario