miércoles, 26 de octubre de 2016

¿NO HAY RESUMEN DEL TEXTO?

¡NO HAY: RESUMEN DEL TEXTO¡

Juan Richar Villacorta Guzmán
CAD-USFX
richbo@hotmail.com
De un tiempo a ésta parte varios estudiantes plantearon lo siguiente, cuando les sugería leer un texto: “no hay un resumen del texto”, “hace tiempo, que ya no abro el diccionario de la Real Academia”, “¿Cuál la diferencia entre descolonización y decolonización?”.
En base a lo anterior, se va planteando el como entramos a una postura “simplista” en esa confusión de hacer ciencia desde el “sub”, negamos la posibilidad de una lectura con lentes colores diferentes y lo que es más preocupante no aprendemos o queremos argumentar la validez de nuestras posturas culturales, desde aparentes argumentos meramente experienciales, para poderlos contrarrestar con procesos de reflexión que tienen una óptica diferente de reflexión, cayendo en una actitud desclasificadora de quien piensa de otra manera, o también a tener un argumento personal teórico débil en ambientes académicos,  con posturas de un mínimo de coherencia y consecuencia de los discursos, los cuales muchas veces en vez de resaltar nuestra percepción del fenómeno (del hecho cultural en caso de las culturas) crean susceptibilidades o apreciaciones poco responsables.
Hoy dentro los distintos discursos de tinte enciclopédico experiencial, el cual no está mal, sino que desde ellos se realiza una lectura sesgada con propuestas anacrónicas (fuera del tiempo) basadas en lecturas o reflexiones parcializadas, lugar desde el cual vamos realizando afirmaciones que no solamente hacen hablar a los autores o asumimos el ser interlocutores con posturas unidimensionales, es decir desde un punto de vista, que nos hace caminar como caballos cocheros, construyendo así la presencia de nuevos fetiches que limitan la posibilidad de una postura crítica.
El caminar por la calle, el revisar audios, videos y textos presupone darnos cuenta que para intentar acercarnos a nuestros conocimientos con una apertura dialógica, necesariamente debemos tener sustento de nuestras afirmaciones, eso implica que no se trata sólo de opinar de manera diferente o recurrir a determinadas palabras “cliché” para poder afirmar lo sagrado de nuestra postura.
Eso no sólo nos pasa en las ciencias sociales, está pasando en las ciencias exactas, en las nuevas tecnologías, puesto que desde un lugar parcializado se realiza grandes discursos descalificadores de lo otro diferente.
El problema no está en los discursos, sino en que muchos somos docentes y que ante el poco conocimiento o la limitada certeza recurrimos a transmitir la cultura del contentamiento como algo normal, además que los jóvenes aprenden no sólo a copiar determinados comportamientos, sino que lo perfeccionan en lo cotidiano de su quehacer educativo.
Considero que sí se les puede dar el resumen, considero que sí hay una presentación PowerPoint lista para ser revisada y presentada, pues existen muchas páginas que le dan acceso, pero con esos elementos poco o nada podemos avanzar en una postura crítica reflexiva, pues si bien la nota o el título llegásemos a tener, queda en el aire la posibilidad de ser “poseídos” y “domesticados” por el título que tenemos.
En un momento interesante de nuestra historia, cuando todos queremos “poseer el título” o el hacernos “visibles” el grito del resumen, el grito del mínimo esfuerzo no es ajeno a la historia de la humanidad, pues la “ley del mínimo esfuerzo” va incrementando la presencia del “homo imbecilis”, pues el querer el resumén, el no llegar a fuentes primarias limita nuestro acercamiento a la posibilidad continúa de la postura freiríana de la pedagogía de la pregunta con un mínimo de autonomía.

Leer, pensar, cuestionarnos es el paso previo a la ruptura con la cultura del contentamiento.

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