“En el día estoy con
mis niñas, sin renegar y sin la preocupación sobre qué voy a estudiar, en ese
tiempo solo me dedico a ellas. Una vez que se duermen empiezo a estudiar hasta
media noche, pero si estoy muy cansada me duermo temprano para despertar a las
tres de la mañana y empezar a estudiar”.
Descansar para María
(nombre ficticio) no significa necesariamente ir a dormir, más bien aprovecha
el silencio de su cuarto para leer las fotocopias que estuvieron guardadas en
su mochila durante todo el día.
Las madres
universitarias de San Francisco Xavier casi siempre tienen prisa, casi siempre
ingresan al aula cuando el docente ya cerró la puerta y casi siempre también
son las primeras en salir de su Facultad. Mientras corre a su cuarto rogando
que su hijo o hija no haya despertado, planifica mentalmente la distribución de
su tiempo: la merienda de su bebé, recoger las fotocopias, realizar las tareas,
hacer dormir a la guagua y luego
estudiar.
Los que tuvimos la
suerte de ser estudiantes universitarios sabemos de eso. Cuántas compañeras
llegaban a la Facultad cargadas de sus hijos y sosteniendo los textos con la
otra mano. Sin embargo, a pesar de esa innegable presencia, ellas no existen
como dato estadístico, es decir, son invisibles para la institución de
educación superior lo que dificulta el planteamiento de políticas educativas
que fomenten la continuidad académica a partir de la enseñanza de estrategias
de aprendizaje.
¿Cuántas son? ¿Quiénes
son?
Como toda
investigación lo más importante es reconocer al sujeto de estudio, en este caso
a las madres universitarias (MU), pero no es posible (por ahora) porque no
existe un registro que identifique cuántas son, lo que impide conocer su
rendimiento académico y las condiciones sociales, económicas y culturales de
subsistencia. Al no existir ninguno de estos datos hay que construir un
contexto que identifique (en lo posible) a las madres universitarias.
La principal fuente
de consulta es Bienestar Estudiantil, repartición que recibe solicitudes para
acceder a una beca universitaria, luego las trabajadoras sociales evalúan y de
acuerdo a un informe socioeconómico y del kardex académico, se define quién
accede a este beneficio. Muchas MU no cuentan con la beca por no cumplir algunos
requisitos, generalmente por arrastrar más de una materia o haber perdido el
año. De todos modos, el kardex de las postulantes se constituye en un documento
valioso que describe las condiciones de vida de las MU.
De la información proporcionada por esta unidad se destaca
que las facultades con mayor número (no se precisa) de MU son: de Ciencias
Químico Farmacéuticas y Bioquímicas, además de Enfermería y Obstetricia. Otro
dato importante es que en su generalidad son madres “solteras” o abandonadas
por el padre de sus hijos, incluso por sus propias familias.
Las guarderías
universitarias administradas por la FUL y la facultad de Enfermería,
proporcionaron la información más aproximada para conocer el número de MU. Entre
ambas registraron este año a 160 niños, de lo que se deduce que oficialmente son
160 madres universitarias de diferentes facultades, digo madres porque el 100 %
de quienes inscriben a sus hijos en estos centros son precisamente las madres,
desconociéndose la presencia física de los padres, porque según la información suministrada
por las administradoras de ambas guarderías, en gran parte de los casos
únicamente ellas dejan y recogen a sus hijos.
Ahora la pregunta que
interesa saber es ¿cómo estudian estas muchachas? El primer elemento que se
desprende del estudio exploratorio llevado a cabo durante junio, julio y agosto
en las facultades de Ciencias Químico Farmacéuticas y Bioquímicas y Enfermería
en base a la utilización de instrumentos cuantitativos (encuesta) y
cualitativos (entrevista), es que las MU estudian casi siempre solas debido a
que su tiempo de estudio depende de las necesidades de sus hijos (horario de
descanso, salud, alimentación, etc.) y del trabajo (informal) que casi todas
tienen. Por tanto, su espacio de estudio se restringe al cuarto donde vive junto
a sus hijos.
No obstante, la
presencia de sus amigas o compañeras es muy importante, en especial las que no
tienen hijos. Son ellas las que colaboran en el cuidado del niño y en el
cumplimiento de las prácticas que debe realizar la MU y donde es imposible
llevar a sus guaguas. Por tanto, un componente importante en la estrategia de aprendizaje
es la solidaridad y colaboración de sus compañeras de estudio.
Resumiendo, se puede
asegurar que las MU construyen todos los días estrategias de aprendizaje que no
se plasman en papeles o diseños cuidadosamente estructurados, mas se trata de estrategias
que imaginariamente definen cómo, cuándo y dónde estudiar. A pesar de las
adversas condiciones socioeconómicas y culturales, las MU asumen con mayor
responsabilidad sus objetivos académicos, lo que posiblemente no se refleje en
sus calificaciones, por eso es necesario que la Universidad visibilice a las MU
y establezca la prioridad de crear estrategias de enseñanza y aprendizaje
orientadas a lograr la
profesionalización de este sector social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario